30 Apr
30Apr

Un día Perséfone estaba cortando flores en compañía de algunas ninfas, así como de las diosas Atenea y Artemisa. Sin embargo, en el instante en el que se agachó para recoger un Narciso, la tierra se abrió en dos y de esa zanja salió Hades, el cual se la llevó sin que nadie pudiera detenerlo.


Se cree que esta acción fue permitida y supervisada por el propio Zeus, ya que aprovecharon un momento en el que Deméter (madre de Perséfone) estaba fuera del Olimpo para poder raptarla.


Con el tiempo, Perséfone se transformó en la diosa del averno. Arrepentido por lo que había hecho, Zeus después le ordenó a Hades que regresara a la joven al Olimpo.


A pesar de ello, la muchacha jamás pudo regresar al cielo de los dioses griegos, pues durante su estancia en el infierno, había probado un grano de granada.


Hay que recordar que en los mitos de la cultura griega se deja en claro que cualquier individuo o deidad que pone de cualquier fruto del Tártaro, terminará bajo el yugo de Hades para siempre.


A fin de tratar de aligerar esta desagradable situación, Zeus le ordenó a Hades que dejara que Perséfone pasara la mitad del año al lado de su madre y la otra mitad con él.


Otro mito griego dice que la leyenda de Perséfone le dio origen a lo que hoy en día conocemos como «las estaciones del año», pues aparentemente el rapto se llevó a cabo en otoño.


Esto se debe a que las flores del campo, observaron impotentes como Hades arrastró a la joven a los confines de la tierra, sin que ellas pudieran detenerlo.


Eso las llenó de tristeza, ocasionando que se marchitarán y por tanto el campo quedara vacío. Sin embargo, después de la intervención de Zeus, y como Perséfone pudo volver a su hogar (al menos por seis meses), las flores se llenaron de alegría y regocijo y volvieron a florecer. Fue así como surgió la primavera

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